¿Cuántos sexos hay?

Algunos responden que 2, otros 3 o 5, algunos enumeran últimamente hasta 56 variaciones. Todo depende a partir de qué criterios se trata de responder a la pregunta enunciada en el título. Para determinar el sexo de un ser humano no se puede depender exclusivamente de la biología y, menos aún, de lo que aparece escrito en el acta de nacimiento o en otros documentos que se expiden a la hora del nacimiento.


Para mucha gente la respuesta a esta pregunta parece ser simple: el ser humano cuyo cuerpo está equipado por órganos sexuales femeninos es una mujer y aquel que posee los órganos masculinos es un hombre. Sin embargo, en cada populación humana existe un porcentaje de personas que no encajan en esta simple división binaria. Y esto se debe a que el sexo se puede definir según los diferentes criterios. A continuación, algunos de ellos:

  1. criterio genotípico: es cuando el sexo se determina en la concepción y se desprende de la combinación de los cromosomas: XY en los hombres y XX en las mujeres;
  2. criterio gonadal, según el cual el sexo está determinado por las glándulas sexuales, es decir los testículos en los hombres y los ovarios en mujeres. Esto ocurre en la séptima semana del embarazo, cuándo en la gónada, que hasta el momento no está determinada, empiezan ocurrir cambios dirigidos hacia el desarrollo de una glándula femenina o masculina; proceso que termina recién después del nacimiento;
  3. criterio gonofórico: cuando se considera el sexo relacionado con los órganos sexuales internos y la diferenciación de las vías que conducen a las gónadas en el proceso del desarrollo embrional; estas vías se llaman ductos de Wolff y Miller, refiriéndose respectivamente a hombres y mujeres.
  4. criterio fenotípico se refiere a la importancia que tiene el aspecto físico de una persona adulta y trata de las características sexuales secundarias y terciarias.
  5. criterio hormonal donde el sexo está determinado por el proceso interno relacionado con los testículos u ovarios respectivamente. Ambas glándulas producen hormonas sexuales andrógenos y estrógenos; en los hombres el nivel de andrógenos es mayor que estrógenos, mientras que en las mujeres sucede a la inversa.

Sin embargo, a pesar de estas diferentes formas y criterios, la determinación del sexo habitualmente se debe hacer al nacer, sobre la base de lo que se ve a simple vista, o sea en función de los órganos sexuales visibles se identifica lo que se llama el sexo social, que luego se relaciona con la documentación, el acta de nacimiento y la parte jurídica del recién nacido.


Cuando nace un ser humano, entonces, el hecho de decidir si se trata de un niño o una niña parece algo extremadamente simple, pero en realidad esta determinación resulta ser a veces bastante compleja. Existen personas que parecen mujeres pero en sus células poseen los cromosomas XY, como también puede suceder al revés. Esto es posible porque dentro del cromosoma existe un gen conocido como SRY, descubierto en 1990, que determina, entre otras cosas, si en el feto van a aparecer los testículos. Sí por alguna razón, por ejemplo a causa de una mutación, esto no se esté interpretando correctamente por el cuerpo, este proceso de generación de los testículos no va a ocurrir. Por otro lado, los testículos pueden generarse en la persona con el cromosoma XX, cuando por ejemplo, durante la división celular se generará luego el espermatozoide y este SRY saltará al cromosoma X, lo que en consecuencia será interpretado así en el proceso del desarrollo del feto quien nacerá con los testículos a pesar de tener el cromosoma femenino.

Es de esta manera que por cada 1000 casos de personas, uno nace como persona intersexual. Esta intersexualidad se puede manifestar de tres maneras posibles y las personas pueden nacer como:

  1. pseudo hermafrodita mujer: es la persona que posee los cromosomas femeninos pero sus órganos sexuales exteriores parecen ser masculinos;
  2. pseudo hermafrodito hombre: es la persona con cromosomas masculinos pero con órganos sexuales exteriores no formados completamente, no identificados claramente o con apariencias femeninas;
  3. hermafrodito verdadero  que es un caso diagnosticado que ocurre con mucho menos frecuencia en la persona que posee tanto los tejidos de los testículos como de los ovarios.

En estos casos del hermafrodismo –detectado antes o durante el parto- se vuelve común la práctica, en la cual los médicos junto con los padres del recién nacido determinan cuál será el sexo prevaleciente del niño y de acuerdo con este criterio se hace una operación quirúrgica. Sin embargo en muchos casos esta elección del sexo no es tan sencilla y se decide esperar hasta el momento, en el que la conciencia del sexo se vuelva más unívoca para el sujeto.


Un tema aparte -aunque no último, porque no todo lo relacionado con el sexo se puede tocar en un breve artículo de divulgación- es lo relacionado con las hormonas. Ya sabemos que el nivel hormonal no está determinado exclusivamente por la genética sino que depende también de las condiciones externas sociales y materiales en el que el sujeto se desarrolla.

Al determinar el sexo de un ser humano no se puede entonces depender exclusivamente de la biología y mucho menos de lo que en el momento de nacer se ha escrito en los documentos, las actas de nacimiento, etc. Es por eso que en la sexología contemporánea se pone importancia también en el aspecto subjetivo: cómo se identifica la misma persona afectada, qué siente él o ella en cuánto a su propio sexo y no tanto en lo que se le haya asignado en el momento de nacer; en este sentido se habla de la identidad de género. Se trata aquí de una experiencia intensa determinada por la forma de cómo vive y siente la persona su propia sexualidad. Esta identidad puede concordar con el determinado sexo que se le asignó en el momento del nacimiento pero también puede suceder los contrario. Es justamente en este sentido donde algunos estudios han identificado aquellas -hasta ahora- 56 diferentes variantes de dicha identidad. No obstante, la mayoría de ellas son variaciones de algunas identidades primarias que son parecidas. En este sentido y a grandes rasgos, se puede simplificar, diciendo que la persona puede identificarse básicamente con una de las cuatro siguientes formas:

  1. cisgénero: es aquel que se identifica con el sexo determinado en su nacimiento;
  2. transgénero: por el contrario, no se identifica con aquella identidad que le asignaron en el momento de nacer;
  3. no binario: qué se identifica como persona de dos o más identidades sexuales; y
  4. los que se identifican con algunas de las otras variantes restantes.

Vale la pena agregar aquí que la identidad sexual, de la que tratamos ahora, no es lo mismo que la orientación sexual, entendida como la heterosexualidad, bisexualidad, pansexualidad, homosexualidad o asexualidad, que es un tema aparte por ser, a su vez, bastante complejo. Por de pronto, es bueno señalar al menos, que esas orientaciones sexuales –bi, homo, hetero…- pueden presentar personas con diferentes identidades sexuales: por ejemplo, una persona cisgenero –recordemos, la que se identifica con su sexo al nacer, puede ser homosexual, heterosexual, bisexual, etc.


Recientemente, en la Unión Europea se ha hecho una investigación a gran escala con una gran muestra, titulada “Ser ‘trans’ en la Unión Europea: Análisis comparativo de datos de la encuesta a personas LGBT en la UE”1. En este estudio, una de las personas encuestadas de 42 años dijo: “quisiera que mi sexo, visto desde afuera no sea importante. Yo debería poder ocuparme de mis asuntos, ser tratada con justicia y respeto independientemente de la forma en la que me manifiesto. Simplemente deseo que se me permita hacer lo que soy y cómo soy”.

De los resultados de este estudio en general se desprende que es innegable el hecho, según el cual aquellas personas que no se identifican simplemente como hombre o mujer enfrentan muchos problemas personales relacionados con sus identidades. Lastimosamente también les tocan y afectan los efectos de la intolerancia social: el 54 % de los encuestados en la Unión Europea se ha sentido discriminado y afectado. incluso hubo casos, que son cada vez más frecuentes, de actos de violencia en contra de estas personas. A algunos de los agresores les falta la empatía y a otros, el conocimiento. Hay también casos de agresores que violentan y discriminan a estas personas por razones políticas, ideológicas o personales.

Ahora bien, si en la Unión Europea, que es una región del mundo actual, en la que las personas con estas características de la sexualidad no heteronormativa gozan de mayor libertad y derechos institucionalmente reconocidos y garantizados en comparación con otras partes del mundo, y si a pesar de esto la mayoría igualmente se siente insegura y perseguida, ¿Qué entonces podemos esperar de otras partes del mundo como en Latinoamérica dónde sus derechos son todavía incipientes o simplemente ausentes?

El derecho a la dignidad humana, sin embargo, es uno de los Derechos Humanos más fundamentales, independientemente de si la persona en cuestión es heterononrmativa o no. Además, si bien es cierto que los dos sexos con sus relaciones heterosexuales son la variante mayoritaria y básica en la naturaleza, sin embargo existen también otras soluciones. Esta diversidad se produce en diferentes especies de animales y en este sentido, nuestra especie no es ni tan única ni tan ingeniosa como podría parecer.


1 El resumen en español de esta investigación se puede descargar aquí: https://fra.europa.eu/sites/default/files/fra-2015-being-trans-eu-comparative-summary_es.pdf

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